Prólogo

EN LIBROS, REVISTAS, PERIÓDICOS Y NOTICIEROS, VEMOS NUESTRA REALIDAD TAL Y COMO ES... O CREEMOS QUE ES. PERO HAY OTRA REALIDAD, QUE NUNCA HAN FIGURADO EN NINGÚN TEXTO DE HISTORIA NI EN NINGÚN MEDIO INFORMATIVO. UNA REALIDAD QUE ES OPUESTA A LOS HECHOS OFICIALMENTE ACEPTADOS. ALGUNOS LOS LLAMAN "TRADICIONES". OTROS, "LEYENDAS". OTROS, "SENSACIONALISMO". Y, PARA UNOS POCOS, ES LA AUTÉNTICA REALIDAD, QUE CONTRADICE A LA OFICIAL. A CONTINUACIÓN, UNA ANTOLOGÍA DE ESTOS HECHOS QUE NADIE QUIERE ACEPTAR COMO VERÍDICOS. SI USTED TIENE LA MENTE ABIERTA, PÓNGASE CÓMODO Y ENTÉRESE DE LO DESCONOCIDO, LO CENSURADO O DE LO SIMPLEMENTE IGNORADO. PERO SI ES USTED MUY SUSCEPTIBLE Y CREE QUE ESTAS REVELACIONES PUEDAN ALTERARLO, ENTONCES TRANQUILÍCESE Y TOME ESTOS RELATOS, CRÓNICAS Y TESTIMONIOS COMO ALGO QUE JAMÁS SUCEDIÓ.

jueves, 9 de abril de 2015

LA NOCHE QUE ATACARON LOS «ROTOS»

 
CÓMO, POR UNA CASUALIDAD, EL TERCERMUNDISTA PATRIOTISMO TERRENAL PUDO ENFRENTARSE VALEROSAMENTE A UNA AMENAZA EXTRATERRENA.

 
No existen testimonios escritos de los insólitos eventos ocurridos la noche del 28 de agosto de 1975, en el pueblito tacneño de Colesuyo, ni en periódicos ni en revistas. Tampoco hay registros grabados de las aterradas transmisiones radiales que se hicieron esa noche... si algo quedó, fue ocultado o destruido. Así pues, solo están los testimonios orales de varios de los protagonistas o testigos de estos increíbles hechos que solo ahora, diez años después, pueden darse a conocer.
 
Desde comienzos de 1975, el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas sabía que la dictadura fascista de Chile no veía con buenos ojos nuestro exitoso régimen nacionalista... y planeaba un ataque sorpresa a nuestro territorio. Si bien públicamente esta amenaza fue ocultada, se procedió a preparar a nuestra frontera sur para repeler cualquier intento de invasión por parte de los «rotos» (como vulgarmente se llamaba a los chilenos).
 
Para agosto, los pueblos fronterizos con Chile estaban con los pelos de punta. La presencia de tropas y armamento, así como los constantes ensayos de defensa civil (apagones) y charlas sobre patriotismo (y relatos de los horrores fascistas) hacían evidente que el ataque chileno era cuestión de horas.
 
Fue en el pueblito de Colesuyo donde se recibió la primera (y única) señal de alarma, la noche del 28. Existe el testimonio del camionero Julio Godo, quien afirmó ser interceptado en una carretera desértica por los «rotos», quienes ya habían incursionado en nuestro territorio en un "gigantesco avión". Tras describirlos como los fascistas más monstruosamente feos existentes (más horribles que en los folletos de propaganda oficialista), Godo me contó que habló con su "comandante" por medio de una "máquina" que tradujo el "idioma chileno" al castellano (?)
 
El "oficial chileno" le dijo que venían en "misión de conquista", pero de inmediato el camionero le interrumpió: gritó que los «rotos» fascistas JAMÁS lograrían conquistar el Perú, no importa cuántos sean o cuántas armas posean... pronto sabrían que los peruanos nunca se dejarán esclavizar. Poco después, mediante una hábil estratagema, Godo escapó del "avión", pero no pudo dar la voz de alarma a tiempo, por hallarse en medio de ninguna parte.
 
En Colesuyo, había alguien que estaba dispuesto a recibir a los invasores chilenos con los brazos abiertos: el ex gamonal Guerson, un indigente medio loco que odiaba al Gobierno Revolucionario desde que le expropiaron su hacienda. El antiguo terrateniente profetizaba que cuando el fascismo conquistara el Perú, él recuperaría «El Litoral» y de nuevo volvería a ser el señor de horca y cuchillo de Colesuyo.
 
Fue en la cooperativa «El Litoral» donde se avistó el "avión chileno", que había aterrizado muy cerca. Dispararon contra él, pero éste les respondió con "un cañón que disparaba fuego". Un avión-patrulla peruano, pilotado por el capitán Guido Salvador, avistó el combate e informó por radio al pueblo que la invasión había comenzado.
 
En Colesuyo las sirenas anti-bombardeo comenzaron a sonar. Toda la milicia se puso en sus puestos, mientras la aterrada población civil contemplaba los lejanos destellos del combate en «El Litoral». Mientras el viejo Guerson corría feliz hacia la atacada cooperativa, otra nave chilena fue avistada, volando muy bajo. Tras ametrallar y cañonear a discreción, el caza roto fue derribado... y se evidenció que era el mismo capitán Salvador.
 
Tras lograr saltar de su avión en llamas, el capitán no reclamó por la confusión sino que improvisó un rápido mitin patriótico: si los fascistas lograban derrocar a la Revolución, la Tiranía y el Terror esclavizarían al Perú, tal y como había pasado en Chile y otros pueblos de América Latina. Así, no solo las tropas sino también el enfurecido pueblo de Colesuyo corrió hacia «El Litoral», para aniquilar a los «rotos» que pretendían esclavizarlos.
 
Pero el andrajoso Guerson ya había llegado antes, y lleno de felicidad se unió a sus "libertadores chilenos". La última vez que se le vio fue al internarse en el enorme "avión de los «rotos»", durante una pausa en el combate. La llegada del Ejército y el pueblo cambió el panorama. Un nutrido fuego impactó en la nave del enemigo, que al parecer veía así frustrada su "misión de conquista".
 
Pese a que los invasores tenían armas muy superiores, algo imprevisto sucedió. El "avión" despegó sorpresivamente (un testigo jura que alcanzó a ver el rostro aterrorizado del viejo Guerson en una ventanilla). El fuego de los cañones y ametralladoras no pareció hacerle nada, pese a lo cual, repentinamente... estalló. Una explosión iluminó el firmamento unos segundos, mientras el pueblo peruano gritaba con patriótica felicidad por la derrota de los «rotos» fascistas.
 
A la mañana siguiente, llegaron más tropas militares a Colesuyo. Todos creían enfervorizados que la guerra con Chile había comenzado... pero los nuevos altos oficiales tenían consignas diferentes: se ordenó guardar silencio sobre lo acontecido. Un golpe de estado había ocurrido, la Revolución Peruana había sufrido una mortífera estocada traicionera. Los nuevos dictadores del Perú eran muy similares a los tiranos chilenos, así que el peligro de guerra desapareció.
 
¿Realmente el Chile fascista atacó el territorio peruano ese 28 de agosto de 1975? Me inclino a pensar que no fue así. Y no fue un caso de histeria colectiva, pues varias pruebas físicas evidenciaban lo contrario. Esa noche nuestro territorio fue atacado por un enemigo... pero no fueron los «rotos».
 
Pedí al camionero Godo que me los describiera físicamente... y para nada eran criaturas humanas. La pequeña "máquina" que tradujo el idioma chileno (aún sabiendo que allá se habla también castellano) quizás fuese una computadora (si bien las de esa época eran gigantescas). ¿Pero existe, incluso hoy, computadoras que puedan flotar en el aire?
Todos los que vieron al "avión chileno" lo describen como una nave aerodinámicamente imposible, que para colmo no despegaba en horizontal sino en vertical (!) Y sus "cañones" disparaban un fuego que más parecía "luz", según las descripciones.
 
Por último, ¿por qué el hacendado Guerson apareció aterrorizado por una ventanilla? No había motivo para espantarse por hallarse entre los «rotos» que tanto esperaba.
 
¿Qué clase de blindaje en 1975 podía resistir un nutrido fuego de artillería? Y si no era afectado por los disparos, ¿por qué abandonó casi a la carrera el lugar? ¿Por qué estalló al rato de haber despegado? ¿Habrá tenido el aterrado Guerson algo que ver con eso?
 
Por último, se ha colado un rumor desde USA: se afirma que, en esa misma fecha y hora, varios Objetos Voladores No Identificados fueron avistados por satélites americanos, orbitando detrás de la luna. Un minuto después de ocurrir el estallido del "avión chileno", todos los intrusos abandonaron sus posiciones y se alejaron a toda velocidad de la Tierra.
 
No olvidemos que el "oficial «roto»" afirmó que venían en "misión de conquista". Ya que era un solo "avión", solo podía tratarse de una misión de reconocimiento, que estudiaría si era factible o no una "invasión al Perú".
 
Y no olvidemos tampoco lo que le respondió un patriótico humano del Perú: ningún invasor lograría jamás vencernos.
 
Pero descartada la naturaleza "chilena" de estos invasores, ¿qué queda deducir? La respuesta es obvia. Tal vez, al final, un pueblito provinciano sí salvó al Perú de ser invadido... pero nunca supieron que, de paso, salvaron al resto del mundo.

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